Los personajes de esta novela están atrapados en las sombras de sus propias debilidades y de la turbidez de sus actos e intenciones. Una oscuridad que aboca a la sordidez y hasta a la misma destrucción, pero por donde puede colarse una luz de esperanza. El destino de unos se ve trocada por el hacer de otros. Al final, todos comparecerán en el gran juicio del que no se puede escapar y de cuya esencia emana la redención.
Historia contada en dos voces donde el lenguaje, cobrando fuerza, aparece cuidado y en ocasiones con matices preciosistas. Una de las voces, la minúscula, monologa reflexiva queriendo llamar la atención del lector o su complicidad, mientras que la otra, rotunda y severa, sentencia.