No existe desenlace tan irremediable como que el poeta desnude su alma ante el acontecimiento. No existe desnudo más honesto que el verso en manos de quien lo escribe y en boca de quien lo recita. No hay idilio atlántico tan salino y descriptivo como en palabras de Orestes Nobleza. Karim Farhan es, en “Secretos sin cremallera”, dueño de su seudónimo y esclavo de sus vivencias, pasiones, amores y nostalgias.