La pizarra es, posiblemente, uno de los recursos didácticos más extendidos en el espacio y el tiempo. Se podría decir, sin ánimo de caer en la exageración, que la pizarra es el instrumento más universal de la educación donde su aparente vacío no es sino más bien un espacio de libertad para el conocimiento, para la creatividad y, en definitiva, una ventana abierta para abrir mentes en la que irremediablemente convergen todas las miradas de un aula. No hay nada escrito y todo es posible escribirlo.